EL EDIFICIO
Refleja algunos de los postulados modernos fundamentales de la época, adaptados a la ciudad. Sus arquitectos eran miembros del Grupo Austral, un conjunto de jóvenes que tenían por objetivo movilizar a la opinión pública, generando nuevos programas y espacios con el objetivo de modernizar los sistemas productivos a través de la arquitectura.
Cada parte constitutiva del programa edilicio cuenta con una singular caracterización espacial. En planta baja, se ubican cuatro locales comerciales de altura media, cuyas fachadas curvas invitan a detenerse en sus vidrieras. En el primer piso, se sitúan cinco estudios resueltos como un espacio en doble altura que contiene un sector de uso diario y otro de descanso, ubicado en el entrepiso. En la última planta, dos estudios con acceso a la terraza-jardín completan el programa, identificando al espacio a través de bóvedas de hormigón armado que coronan su cubierta.
Desde el año 2013, el edificio ha pasado por una importante transformación gracias a los diferentes actores que intervinieron las unidades y, a su vez, gracias al aporte gubernamental destinado al rescate de la fachada. Diez años después, encontramos a personas como Hernán, con su propuesta de galería y residencia; a Raúl, restaurando una unidad llena de arte, junto a Damián y a su familia, que habitan dos de las unidades; Nina, artista, a Martin y David, fanáticos de la arquitectura moderna y Mateo su anfitrión y finalmente, a nosotros mismos, como testigos de la transformación que nos permite cuantificar el valor que carga, en relación a la ciudad, el movimiento moderno y, en particular, este edificio.