EL EDIFICIO
Este año abrirá sus puertas el Edificio Prometeo, obra de Marco Caviglia con intervención de Kuperdesign en el interiorismo de la unidad 2B.
Situado en el Pasaje Prometeo 3029-3031, Coghlan, de la ciudad de Buenos Aires, el solar del proyecto despertó nuestro interés desde un principio, por su calidad urbana, su particular escala, su encanto y hasta por su nombre; presentándose primero en forma de imágenes sugerentes y luego como una responsabilidad a asumir traducida a premisas de proyecto.
Remontándonos a los orígenes de Buenos Aires, la arcaica casa pompeyana devenida en casa chorizo, con sus patios, sus jardines y su historia tan antigua como la Arquitectura, fue el genoma de un tejido urbano con su característico terreno de 8,66 mts y sus medianeras al que el SXX le impuso una densidad maquinal. Así, surge el edificio moderno porteño de propiedad horizontal que por lo general apuesta, hasta el día de hoy, a la estrategia proyectual de lo centrífugo: abrirse al frente y contrafrente hacia espacio urbano, quedando el ancestral patio ahora relegado a “aire y luz”, espacio de segunda categoría y servicio de ambientes secundarios. Centrífugo, como el Hombre de la modernidad, que lanzado al mundo exterior encuentra grandes libertades, algunas reales otras aparentes: por un lado, la posibilidad de individuación, los cambios de paradigma generados por las ciencias, los logros técnicos y sociales; por el otro, la alienación y pérdida de contacto con su Interioridad y, por lo tanto, con la Naturaleza. Como resultado de estos grandes cambios, nuestra Arquitectura Moderna porteña dio hermosos ejemplos de fluidez y calidad espacial, funcionalidad y luminosidad, aún dejando en el recuerdo esos techos altos, las parras, los pájaros y las abejas, los patios y las galerías.
Prometeo había traído el Fuego (símbolo de la Conciencia) a los Hombres. Así, hoy nuestro proyecto busca en su concepción reconstruir los lazos de este Hombre, ahora moderno, con ciertos elementos esenciales que se perdieron en la ciudad contemporánea y que creemos fundamentales recuperar: el contacto con la Naturaleza a través de jardines y la Interioridad que tenía la antigua casa chorizo con sus patios y terrazas, corazón de la vivienda, un espacio verde con el cielo como techo, que es exterior e interior a la vez. El edificio busca sintetizar estas esencias con las virtudes y la belleza que trajo la arquitectura moderna.
Nuestro edificio, mediador entre el ser humano y la naturaleza, es pensado como un organismo que se relaciona con su entorno, tanto artificial como natural, de manera orgánica e integrada, buscando dejar un saldo positivo en la interacción con su contexto. Como cualquier organismo biológico es capaz de generar su propia energía, metabolizar tanto sus desechos como los de otros organismos y aportar mediante sus interacciones al equilibrio del conjunto en su totalidad, entendiendo a este conjunto como un sistema interdependiente.
Pensamos así en el término “sustentable” como un compromiso, una pulsión de vida que es dinámica y que requiere un esfuerzo de reformularse y accionar constantes, desde la concepción misma del edificio y para su funcionamiento a lo largo de toda su vida útil. En función de esto, proyectamos un consumo energético 50% menor al de una edificación tradicional, gracias al uso de un sistema constructivo de tabiques portantes alivianados catalogado como “tecnología alternativa” por el nuevo Código de Planeamiento Urbano, siendo este proyecto el primero de obra privada aprobado por la Ciudad con dicho sistema. Estos tabiques
proporcionan una aislación térmica cuatro veces mayor que la mampostería tradicional y son tanto muro como estructura, conformando un sistema único.
El lenguaje arquitectónico expresa esta condición, que conjuga la expresión de muro portante de la casa chorizo de llenos y vacíos, con la de poste y dintel de grandes luces del edificio moderno. Se origina así una estructura lo suficientemente flexible para que permita ser resignificada en el futuro, pensada hoy como una pequeña comunidad de cinco casas/estudio (cada una con su jardín en altura, cochera, baulera y bicicleteros propios), de muy baja expensa, bajo mantenimiento, bajo consumo energético y una alta calidad constructiva. Estructura que funciona además como soporte para recibir vegetación sobre una superficie equivalente a la del propio terreno, generando así un microclima en el sitio, que a la vez absorbe Co2 del aire y energía del Sol.
Respetando el perfil urbano de casas bajas y phs del pasaje, propusimos un planteo arquitectónico de edificio aterrazado en vez de repetir cuatro plantas tipo sobre una planta baja libre a filo de la línea municipal. Esto hubiera significado una ruptura con el tejido preexistente, un crecimiento inorgánico y la destrucción de ese pequeño paraíso urbano que es Prometeo, en pos de usufructuar de su belleza. El edificio distribuye la misma superficie cubierta del planteo clásico, pero decreciendo en volumen a medida que gana altura, mediante una lógica racional, pensada desde lo espacial y lo estructural, a la vez que preserva con sumo cuidado las relaciones de privacidad entre viviendas distintas. En cierta forma el aterrazado imita a los árboles presentes en el proyecto, que como el sauce del frente y el cedro del contrafrente, distribuyen el crecimiento espiralado de sus ramas en el espacio equilibrando para cada una el ingreso de la luz del Sol.
Es así como todos los ambientes principales de las viviendas se vinculan con una terraza jardín de grandes dimensiones y con buena orientación, que admite cualquier configuración que se requiera con sobrecarga estructural de 1400 kg/m2 y un sistema para recibir sustratos vegetales. Esto permite grandes espesores de tierra y vegetación, huerta, compost, solados, piletas para bañarse, fogoneros, etc. O sea que todo el terreno natural que el edificio “pisa” en planta baja, está ahora “sobre” el edificio, con excepción de la última losa, que se reserva para instalación de paneles solares que autoabastecen los servicios generales con superávit energético. Además, el proyecto cumple así con la Ley de Terrazas Verdes de CABA, lo que implica que en cuanto se reglamente, reducirá en un 40% el valor del ABL de este edificio. Por su parte los espacios interiores de las viviendas poseen la misma flexibilidad que los exteriores, admitiendo cada tipología multiplicidad de configuraciones posibles de acuerdo a la necesidad.
A esta operación de aterrazado, se le suma la apertura de grandes patios laterales que separan el edificio de las medianeras, duplicando el perímetro exterior de las viviendas y generando multiplicidad de orientaciones, calidades de luz, vistas, ventilaciones cruzadas y relaciones espaciales. Además del frente y contrafrente modernos, se recupera el patio lateral de la casa chorizo, articulándose así el edificio en un planteo no lineal, en donde todas las tipologías son distintas y singulares, y en donde en cada vivienda se genera una riqueza de situaciones y relaciones entre espacios interiores entre sí, entre interiores y el jardín/patio propio de cada vivienda, entre estos y el espacio urbano de la ciudad.