EL EDIFICIO
Ubicado en el corazón de la Ciudad, el Cementerio de la Chacarita es el más grande de Buenos Aires y, a su vez, uno de los más extensos del mundo. Esta necrópolis exhibe un impresionante eclecticismo arquitectónico que fusiona bóvedas, mausoleos, panteones, tumbas y galerías de nichos.
El Cementerio de Chacarita cuenta con 90 panteones de comunidades erigidos por las Asociaciones de Socorros Mutuos como una expresión de la solidaridad y la ayuda mutua. Se conformaron a partir de identidades étnicas: inmigrantes italianos, franceses, españoles, yugoslavos, eslavos y de otras colectividades. Otra modalidad en la agrupación fue a partir de los oficios, de las órdenes religiosas católicas y de otras sociedades laicas denominadas cosmopolitas. En lo funerario buscaron ofrecer a sus socios una última morada colectiva. Surgen así como un objetivo principal los Panteones de Comunidades que cumplían con el doble propósito de 1) dar ayuda y socorrer a sus hermanos de origen ante la pérdida de un familiar y 2) erigir un monumento funerario para honrar la memoria de sus muertos y reafirmar la identidad comunitaria.
Con el fin de valorar el patrimonio funerario que las comunidades construyeron y sostuvieron en el Cementerio de la Chacarita se inauguran con el Decreto Nº 525/2010 las declaratorias de Monumento Histórico Nacional “a los sepulcros colectivos conocidos como panteones en homenaje al aporte inmigratorio de las colectividades extranjeras y a otros pertenecientes a entidades mutuales de diversa índole”.
Visitaremos entre otros el Centro Gallego, con proyecto y dirección de obra realizada por el arq. Alejandro V. Varangot con influencias de estilo neorrománico que recuerda en su referencia estilística a la Colegiata de Santa María la Real de Sar, en Santiago de Compostela, la Sociedad Salesiana con el diseño del arq, Sacerdote Ernesto Vespignani, que en pequeña escala recuerda a la Basílica de María Auxiliadora y San Carlos en el Barrio de Almagro, la Asociación Española de Socorros Mutuos de Buenos Aires, una de las más iconográficas, fue realizada por el Arquitecto Alejandro Cristophersen y la Asociación Francesa de Socorros Mutuos de Buenos Aires, la Asociación entre otros.
El panteón social en tanto monumento se manifiesta como una unidad funeraria identificable e identitaria, propia del periodo de fines del siglo XIX hasta casi el final del siglo XX, cuando se construyeron los últimos panteones. Conforman una tipología o un “genero funerario” con características constructivas que le son propias, refleja la presencia de la inmigración en la Argentina en ese período y la intensa actividad asociacionista de los mismos. Este patrimonio histórico y cultural materializa la idea de los fundadores de trascender y constituyen un legado de los inmigrantes a las generaciones futuras.
El Sexto Panteón se consolida como un hito de la arquitectura funeraria moderna a nivel mundial. Éste se posiciona como una respuesta modernista a la necesidad imperativa de más cementerios para la creciente población de Buenos Aires hacia mediados del siglo XX.