EL EDIFICIO
Sobre un lote en esquina de 9 x 13 metros, frente a un parque, esta casa fue proyectada para ser habitada por la familia de los propios diseñadores. Estas características específicas condicionaron todas las decisiones proyectuales sobre la fuerte convicción de que es necesario evidenciar cierta continuidad respecto del tejido urbano, entendiendo que la construcción de la ciudad es repetición de lo uniforme y, por lo tanto, es preciso replicar buenos y sencillos edificios.
En cada operación proyectual, hasta la reflexión sobre la altura de las barandas de la terraza, podemos descubrir que, por detrás, prevaleció la búsqueda permanente de sus diseñadores por maximizar las relaciones visuales con el parque, incluso con gestos casi simbólicos, que producen una sensación de amplitud hacia el espacio verde urbano.
Es así como, partiendo de un sólido, se ahueca, se compartimenta y se reparte el programa de necesidades en una serie de volúmenes separados, dando lugar a terrazas y logias que permiten esa relación visual maximizada hacia el espacio verde.
Pero no sólo se buscó la relación de la casa en su conjunto con el parque, sino que apuntaron a articular cada parte de la casa con el exterior. Esta fuerte convicción llevó a resolver el programa de necesidades en forma vertical. La sala de estar, el comedor y la cocina se ubican en el nivel intermedio conectando la planta baja, apropiada por los niños de la casa, y la planta superior, destinada a los padres, mientras que las circulaciones verticales y servicios se compactan contra el borde menos favorecido por las visuales.