MEMORIA
A medida que la ciudad se desarrolla, los lotes -y en especial los pequeños- van quedando enterrados debido al crecimiento de sus construcciones vecinas. Es la lenta pero inevitable carrera por la luz, el aire y las vistas al cielo de la que toda construcción urbana es parte y la CASA Barracas no es excepción. Con un lote de tan sólo 14 metros de profundidad y una construcción histórica vecina de 11 metros de altura obstruyendo el sol del norte el desafío resulta evidente.
La estrategia consta de dos decisiones principales que dan forma a la casa y organizan su distribución.
En primer lugar, definimos un volumen que surge de igualar la altura de la construcción histórica vecina y aplicar el retiro de fondo reglamentario de 4 metros. A continuación lo perforamos mediante un vacío escalonado para volver a vincular el patio trasero con la calle. Esto permite que la luz penetre en los espacios interiores y a su vez conforma un paisaje exterior propio con el que los ambientes interiores se vinculan.
En segundo lugar, ubicamos las actividades sociales en los niveles superiores mejor asoleados y alejados de la calle. De esta manera, el living-comedor-cocina ocupa el Primer Piso y puede abrirse al frente y al contrafrente sin perder privacidad. Cuenta además con una expansión que es sin dudas el ambiente más convocante de la casa: una terraza de doble altura que recibe el sol de la mañana y la tarde.
En el Segundo Piso un espacio flexible, destinado al trabajo, el ejercicio y la música, se abre al norte y a una terraza que por su altura permite apreciar el paisaje urbano del barrio. Finalmente, la Planta Baja se destina a los espacios privados de adultos y niñas que se adueñan del patio trasero.
Creemos que la exploración espacial no es un lujo sino una necesidad al trabajar en entornos urbanos densos. Construir cajas llenas de aire y de luz que enaltezcan la experiencia de habitarlas.